CRIANZA
CON EMPATÍA: LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL ANTES DEL LENGUAJE
El doctor Christian Muñoz, psiquiatra infantil adscrito a Colsanitas, sugiere que la relación con un hijo comienza a forjarse incluso antes del embarazo. Un bebé deseado experimenta una impresión emocional diferente a un bebé no deseado. Este último podría carecer de afecto y apego, lo que podría resultar en trastornos emocionales en su infancia o más adelante en la vida. Además, el afecto influye en la formación de la estructura cerebral del niño, ya que en los primeros años es moldeable a partir de las experiencias vividas.
Las primeras emociones
Antes de que el lenguaje verbal se desarrolle, las emociones de alegría, tristeza, miedo, asco y enfado se expresan a través del lenguaje corporal y el paralenguaje, incluyendo el llanto, la risa y los sonidos no verbales de la voz. “La comunicación no verbal permite al bebé expresar sus necesidades fisiológicas y emocionales, como el hambre, el sueño y el deseo de afecto a través de abrazos y caricias”, afirma Muñoz.
En sintonía con lo no verbal
Para ser líderes emocionales de sus hijos, los padres deben gestionar sus propias emociones. Cuando los niños adquieren lenguaje verbal alrededor de los dos años, es fundamental enseñarles a identificar y nombrar sus emociones. Comunicarse con ellos a través de juegos y conversaciones que permitan expresar lo mejor y lo peor de su día es una excelente práctica para fomentar la expresión emocional.
La sintonía con los niños implica prestar atención a su lenguaje corporal, escuchar lo que dicen y observar su comportamiento para comprender y ayudar a gestionar sus emociones. Validar las emociones de los niños en lugar de minimizarlas o burlarse de ellas es esencial para construir su confianza.
Si los padres enfrentan dificultades en la crianza, buscar ayuda de profesionales no debe considerarse un estigma, ya que la prevención es una poderosa herramienta para el bienestar emocional de los niños.
Una educación emocional efectiva ha demostrado prevenir el bullying, la ansiedad y la depresión, aumentar la curiosidad, mejorar la autoestima, fomentar relaciones interpersonales positivas y estables, desarrollar la empatía, la solidaridad y la resiliencia, y mejorar el bienestar mental.
Algunos consejos prácticos que pueden adoptar los padres son:
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Los
padres deben ser conscientes de que ellos son líderes emocionales de sus hijos.
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Una
vez en sintonía, se debe validar lo que sienten y nunca minimizar o burlarse de
sus emociones.
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Leer
cuentos para entrenar las emociones.
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Entender
que hay etapas normales.
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Las
rutinas también un papel importante en el desarrollo emocional.
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Nunca
está de más pedir ayuda.
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